CAPITULO 2: JUEGOS DEL DESTINO

Bueno aqui esta el segundo capitulo, gracias a todas las que ya han pasado por el blog, gracias a Lullaby, por apoyarme, y a mis amigas Ang y Nuski, por animarme a seguir con esta locura. Espero que les guste el capi. Ahhhh!!!! Se me olvidaba, publicare los lunes y los jueves.

Muchas gracias y dejen su opinion.

Estaba en mi consulta, con la cabeza entre mis manos y los codos apoyados en la mesa, dándole vueltas a las palabras que María me había dicho unos días antes, según ella era nuestro destino estar juntos, el destino, que fácil era culpar de todo al destino, por el simple hecho de conocernos desde pequeños, porque nuestras familias eran cercanas y estarían encantados de unirlas de este modo, o realmente porque la mayoría de la gente piensa que hacemos buena pareja, eso era cierto no podía negarlo, María era una mujer muy bella, alta, esbelta, con una larga melena negra y una sonrisa que podía deslumbrar al más frio de los hombres. Ella como yo había estudiado medicina, después un máster y más tarde otro, en realidad yo sabía que nunca iba a ejercer, prefería viajar, sin tener muchos agobios ni horarios por los que regirse. Yo en cambio, estaba deseando terminar, para poder dedicarme a salvar vidas, aunque no siempre era así. Con María compartía muchas cosas, todas ellas fruto de tantos años de conocernos, pero yo anhelaba poder pasear simplemente por el parque cogidos de la mano, tomarnos un helado en una terraza, pero eso eran simplezas para ella, lo importante según su punto de vista, eran las cenas glamurosas, las fiestas privadas, y las recepciones con gente estirada.

_Doctor, doctor Martínez _ Una enfermera me llamaba ansiosa _Si, perdona, dime_ Le conteste levantándome de mi sillón_ Tenemos una urgencia, un accidente de automóvil_ Salí rápido de mi consulta seguido de la enfermera, ya decía yo que eran las 12 de la madrugada y la noche estaba siendo muy tranquila aquí en urgencias.
_ ¿Que tenemos?_ pregunte a Jaime, el médico que bajaba al paciente de la ambulancia.
_Una víctima de accidente de tráfico, una chica de unos 25 años, un camión envistió su coche, los bomberos han tardado más de hora y media en sacarla, tiene varias costillas fracturadas y seguro que algún hueso más, lleva inconsciente desde que llegamos al lugar del accidente.
_ ¿Y la columna?_ pregunte era una lesión muy habitual en este tipo de accidentes.
_No lo sé Alberto, pero podría ser_ Jaime me miraba con cara de preocupación, sabía que su mirada era para pensar lo peor, era un gran medico y experto en diagnósticos precoces.
_Necesitamos un escáner completo y un análisis de sangre, ¿sabemos algo de la familia?_

_Vienen para acá_ me contesto la enfermera.

Jaime no se había equivocado, la chica tenía tres costillas rotas, y la cadera había sufrido un gran golpe, se le había desplazado, me dirigí con los informes a la sala de observación, para hablar con la familia de la chica, aun no sabía su nombre, en el pasillo había varias personas de diferentes edades, me acerque y les pregunte si eran los familiares de la chica del accidente. Una pareja de mediana edad, no superarían los 55 años, con los ojos rojos de llorar y cara de desesperación se acercaron a mi ansiosos.
_Somos sus padres, como esta, como esta mi niña doctor _la madre estaba realmente angustiada, había visto esta escena ya muchas veces antes. Las demás personas se acercaron a escuchar lo que yo tenía que decir _Son mis otros hijos, hable doctor por Dios_
_No se preocupen, aparentemente no es grave, tiene varias costillas rotas, y un fuerte golpe en la cadera, de todos modos hay que esperar a que despierte, tiene puesto un calmante para el dolor, pero necesito que rellenen este cuestionario con los datos de ella, sobre todo si es alérgica a algo_ la madre negaba con la cabeza_ voy a pasar a revisarla, cuando lo terminen se lo dan a la enfermera para que me lo haga llegar_ cogí la mano de la mujer y la apreté, entonces ella me miro a los ojos suplicante _no se preocupe señora, todo va estar bien, estoy aquí para todo lo que necesiten_ me gustaba ser cercano a mis pacientes y sus familiares, eso les da un poco de mas seguridad.

Entre en la habitacion para examinar a la paciente, realmente me preocupaba el hecho de que todavía no hubiese despertado, tome su pulso, tenía la piel muy cálida y su pulso era normal, me fije en su piel, además de cálida era suave y morena, casi dorada. Me dispuse a observar sus pupilas con mi linterna, estaba profundamente dormida, tenía la boca entreabierta y respiraba con dificultad, era a causa de la lesión de sus costillas, tenia los labios muy delineados, rosados, el labio inferior era un poco más grueso_ Doctor Martínez aquí tiene el informe_ me dijo la enfermera al entrar_ ¿como está la chica?_
_Tendremos que esperar a que despierte para saberlo a ciencia cierta, veamos el informe. Alejandra, 29 años, no es alérgica a nada, no ha tenido enfermedades, no ha estado ingresada en un hospital nunca, vamos sana como un roble, se repondrá pronto_ dije girándome hacia la enfermera _que me llamen cuando despierte estaré en mi consulta._

Me fui pensando que injusto había sido el destino con ella, esa chica estaba allí inconsciente en una cama, una chica joven, guapa, si era guapa, me había fijado en su pelo, de color castaño y corto, era como si fuese a juego con el tono de su piel, si, sin duda alguna Alejandra era muy guapa.

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Intente abrir los ojos, otra vez la luz, como molesta esa luz, pero espera un momento no estaba en mi coche, estaba acostada en algún sitio, abre los ojos Ale, me decía a mí misma, tienes que abrir los ojos. Entonces sentí alguien que me cogía de la mano _Ale cariño, abre los ojos, ¿puedes oírme cielo?_ ¿Mama? ¿Eres tú, mama?_ vaya pregunta reconocería la voz de mi madre en cualquier lugar, seguía intentando abrir los ojos _Luis llama al doctor, Ale está despertando_ la voz de mi madre sonaba angustiada mientras de decía esto a mi padre, ¿Dónde estaba yo, y porque todos están aquí? Tenía que abrir los ojos para saberlo, y así lo hice. Lo primero que vi fue la maldita luz que me estaba dejando ciega, y después los ojos de mi madre, esos ojos llenos de lagrimas que denotaban angustia, temor y felicidad al mismo tiempo.

_ ¿que ha pasado mama? ¿Como he llegado hasta aquí?_ estaba claro, esto era un hospital pero no recordaba muy bien lo que había pasado, recordaba los niños del coche de al lado, la pareja que iba con ellos y las luces, eso es, las luces que venían hacia mí, empece a temblar.
_Tranquila mi amor todo está bien, has tenido un accidente pero estas bien_ mi madre sonaba esperanzada.
_Bueno, veo que Alejandra ya ha despertado_ me quede mirando al hombre que acaba de entrar y que me hablaba, no podía ser mi médico, los médicos son mayores, calvos o con canas, y normalmente llevan gafas de tanto estudiar debe ser uno de prácticas_ ¿Como te encuentras? Soy el médico que te va a atender, mi nombre es Alberto_ ¿Alberto? ¿Que medico se llama Alberto? Los que yo conozco se llaman Leopoldo, Anastasio, Policarpio,…y este doctor era joven y bastante guapo_ Vamos a ver, abre los ojos, mira a la derecha, a la izquierda, estupendo, a ver el pulso_ mientras él seguía con el reconocimiento yo lo reconocía a él, detalladamente debo decir, tenía el cabello corto y un poco de punta, de un castaño claro, seguro que bajo los rayos del sol tendría reflejos dorados, alzo la cabeza y me miro, tenía los ojos de un azul intenso, me recordó al mar, el mar que tanto amo. Se encamino a los pies de la cama y quito la sabana que me cubria, en ese momento pensé: tengo que decirle a mama que me traiga alguno de mis pijamas, el del hospital es una vergüenza._ Alejandra dime si notas algún dolor_ asentí. Yo miraba hacia el techo de la habitación para no pensar en el dolor_ ¿No te duele?_ me pregunto, como me iba a doler si aun no me había tocado_ ¿Qué sientes si presiono aquí?_¿como? Donde estaba presionando, levante la cabeza y mire sus manos sobre mis piernas, lo mire a los ojos y luego sus manos, de nuevo a sus ojos y vi la expectación en ellos. Ahora lo entendía, no sentía mis piernas.