"Tú me tendiste la mano y yo la tomé sin detenerme a buscarle un significado a mis actos, pero sentí la esperanza por primera vez..."

lunes, 15 de febrero de 2010

CAPITULO 6: MÁS, SIEMPRE MÁS.

Chi@s gracias por tener paciencia conmigo, ya recuperé mi ordenador, intentaré seguir con la publicación habitual de lunes y jueves.
Estoy preparando otra historia, pero aún tiene muchos cabos sueltos así que cuando este preparada comenzaré a subirla para ver si les gusta.
Miren las fotos del margen, de imagnes de eclipse, jejeje ya queda menos para poder ver la peli.
Graciasssssssssssssss y por favor comentennnnnn que es lo que me da fuerzas para seguir escribiendo.
Besossssssssssssss miles.



POV. ALBERTO
No podia ser verdad, ¿qué me estaba diciendo? no sabia si darle mas importancia al hecho de que sentia algo en la parte inferior de su cuerpo, o que eso que sentia era algo provocado por mi. Si algo estaba bien claro es que yo no sabia que era lo que ella había sentido pero si conocia a ciencia cierta las sensaciones que habia sufrido mi cuerpo mientras curaba sus heridas, había tenido que mantener mi semblante serio, calibrandro cada roce de mis manos sobre su piel para lo sobrepasar los limites, mi entrepierna tenía vida propia y clamaba por acariciarla más, un poco más cada vez, acercarme un poco más a sus pechos, a su trasero, memorizar cada milimitro de su espalda o de su abdomen, tenía la piel tan tersa y suave, que podía haber prolongado la cura por mucho más tiempo, pero yo era médico, y en esta ocasión esto debía primar sobre todo lo demás.


En realidad no sabía nada de ella, y no podía dejarme llevar por las hormonas que esta muchacha había conseguido alterar desde el primer mopmento que la ví, últimamente mi vida sexual era bastante....como decirlo...inexistente, con María en el extranjero y que no era muy dado a las relaciones esporadicas, esa parte de mi vida era casi nula, por eso debía sentirme de este modo con ella, pero debía contenerme, pero las palabras salieron de mi boca como una reacción espontanea a lo que ella me decía.


_Repite lo que has dicho_mientras me acercaba a la cama. pensaba eres médico, controla tus hormonas, eres médico, controla tus hormonas....


_Esto...pues...eso que he tenido una serie de sensaciones ahí, cuando tú me estabas curando_hizo énfasis en el tú, eso me hizo flaquear de nuevo, y me acerque aún más a la cama.


_¿Estas segura Ale?_ debía ganar tiempo para tranquilizar mi cuerpo.


_Hombre, creo que conozco bastante bien mi cuerpo y despues de tantos dias sin sentir nada por ahi abajo, puedo jurarte que lo sentí_ sonreí ante su buen humor, era increible como conseguía apaciguar los animos ante una situación tan tensa, pensé por un momento en lo que había dicho de "tantos días sin sentir nada", ¿se refería a no sentir nada en la piernas o a algo más?. Entonces pensé en algo que me daría un poco de tiempo y me aleje de mi tentación.


_Espera un momento_ le dije, satisfecho de mi mismo.


_Claro, como si pudiese ir a algún sitio, ¿verdad?_ como siempre irónica pero con una sonrisa, mientras yo salía por la puerta.


Fuí hasta el mostrador de enfermeras, Claudia seguía por allí, así que le pedí lo que necesitaba, esperé un par de minutos ansioso, hasta que apareció sonriente por la puerta del pasillo.
_Aquí tiene Doctor, ¿es esto lo que necesitaba? _asentí_ ¿necesita ayuda?.


_No se preocupe Claudia, no es necesario._
Así pues, di media vuelta y me dirigí a de nuevo a su habitación. Entré sin llamar, estaba seguro que no había nadie con ella y que estaría esperandome, ese pensamiento me hizo sonreir ampliamente, ella me esperaba. Alejandra me miró sin entender muy bien que estaba haciendo, no hizo falta que lo preguntase con palabras.


_Te voy a llevar a hacer una nueva prueba_ le dije_ si has sentido "algo", hay posibilidad de que sientas más_ dios me estaba haciendo un lio, con las palabras que estaba utilizando, pero en realidad no se si el doble sentido, era el que me interesaba realmente.


_De acuerdo, pero dime una cosa, ¿cómo piensas que voy a subirme en esa silla de ruedas?_ no le dije nada, me dirigí hacia ella, le quite la sabana que la cubría, metí mi brazo izquierdo por debajo de sus rodillas y el derecho lo pasé por detrás de su espalda, automaticamente ella paso sus manos alrededor de mi cuello, esa sensación de sentirla tan cerca solo consiguió alborotar a mis semi-controladas hormonas, asi que la senté en la silla, sin permitirme disfrutar de este momento, sin permitirme observar su rostro tan cerca del mio. Le coloque bien las piernas y me cercioré de que estuviese comoda.
_¿Estas bien?_ ella asintió levemente, creo que aún seguía sorprendida por mi actitud_ Pues entonces....¡Vamonos!_me coloqué detrás de la silla y comencé a empujarla. Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia la zona de los ascensores, Alejandra seguia en silencio, no habia dicho nada desde que la senté en la silla.
_La princesita va muy callada_intente hacer alguna gracia para suavizar su seriedad pero no hubo respuesta, asi que me detuve y me puse delante de ella._¿Qué ocurre Ale?_esta vez mi semblante tambien era serio, realmente estaba preocupado por su actitud, ella siempre tenía una salida afable ante cualquier situación. No me gustaba en absoluto verla así.
Me miró, para despues bajar la mirada hacia sus piernas.
_¿Y si....y si me quedo así para siempre?.....quiero decir, así como ahora, en una silla de ruedas_el tono de su voz sono devil, por primera vez y sus ojos se volvieron brillantes a causa de las lagrimas que ella no dejaba escapar_no podré caminar, ni montar a caballo, ni....._
_Ya esta bien_ mi voz sonó más enfadada de lo que yo mismo pretendía, pero es que realmente estaba enfadado con ella_ ¿A qué viene esto ahora, Ale? yo te he dicho que eso no va a pasar, que esto es un estado transitorio, solo estamos intentando que sea lo más breve posible_ la miré a los ojos fijamente para que puediese ver en ellos que le estaba hablando con la verdad.
_Lo siento Alberto, es solo que el estar sentada en una silla de ruedas, me ha asustado un poco_
Me sonrió e hizo como si se secase las lagrimas que no habían llegado a salir, yo le devolví la sonrisa de muy buena gana. Volví a empujar la silla hasta el ascensor, pulse el botón y la miré de nuevo, vi tensión en sus ojos. Me miró con una sonrisa demasiado falsa como para que pudiese creermela.
_Te vas a poner bien Alejandra, confía en mí_ tenía que borrar ese miedo que veía reflejado en su rostro.
_No es eso_ esa respuesta no me la esperaba, creía que estaba tensa por la conversación que habiamos mantenido minutos antes_los ascensores_ me dijo haciendo una mueca con la boca_ no son de mi agrado_
Solté una risotada, siempre me sorprendía.
_No te preocupes estaremos dentro tan poco tiempo que no te va a dar tiempo ni a pensarlo_
Las puertas del ascensor se abrieron y empujé la silla de Ale hacia su interior. Era muy amplio, claro, estaba preparado para poder llevar a los enfermos en la camilla, con barras laterales para poder sostenerte y uno de los laterales completamente de espejo para dar sensación de amplitud.
Marqué el botón del sotano. Me giré para decirle a la princesa que estaba conmigo que aquello no era tan malo, cuando le ascensor se detuvo de golpe. Voví a pulsar el botón, pero no sucedió nada, accione el de abrir las puertas y tampoco, así que opté por lo más facíl, el botón de alarma.
_Ya está solucionado, pronto nos sacaran_dije para que Alejandra pudiese oirme mientras la miraba. No me gustó lo que ví, estaba pálida completamente, los ojos desencajados mirando a todas partes de forma rapida, y su respiración era entrecortada._Ale ¿qué pasa? ¿qué sucede?_pero no me decía nada, me puse delante de la silla de rodillas para estar a su altura y la zarandeé por los hombros, entonces me centró su mirada en mí.
_¿Recuerdas que te he dicho antes que no me gustan los ascensores?_me mantuve en silencio esperando que continuase para entender algo_ ¿y el día de las pruebas cuando te dije que tenía claustrofobía? pues no estaba mintiendo_
Ahora estaba claro, pero seguía respirando mal si seguí así....
_Esta bien, Ale escuchame, intenta pensar en otra cosa intenta distraerte así tu mente no pensará en donde te encuentras_ estaba hablando el profesional, el médico, necesitaba serenarse.
_Maldita sea Alberto en que quieres que piense si estoy hiperventilando encerrada en un maldito ascensor y solo estamos tú y yo_
Eso era cierto si seguía así iba a darle un ataque de ansiedad, tenía que controlar la respiración y evitar pensar en ello, así solo conseguiría agravar su histería. Tenía que tranquilizarla, puse mis manos en cada una de sus mejillas obligandola a centrar su atención en mí, me escucharía y se relajaría. Sus ojos parecian perdidos, asustados, sus labios entreabiertos a causa de la mala respiración, entonces sin saber como ni por qué me acerqué aun mas a ella, a sus labios. Mi boca pedía por conocer su sabor, asi que sin pedir ningun tipo de permiso, tocó sus labios suaves como la seda, me deleite recorriendolos con los mios, mi lengua pidio paso a traves de los suyos y ella complaciente no puso ningún reparo, era delicidosa. Ella tambien colocó sus manos en mi rostro para acercarme aún más a ella. La sensación era embriagadora, no había brusquedad, aunque si mucho deseo, pero todo era suave con ella, ella era suave, su piel, su olor....
De pronto el ascensor se descolgó un poco, Ale gritó dentro de mi boca y se aferro aún mas fuerte a mí, rodeando mi cuello con su brazos, me retiré de ella y sin decir nada la cogí en brazos me senté en el suelo del ascensor y la senté a ella sobre mis rodillas, la abrace como se abraza a un niño antes de dormir, para poder consolarla.
Ale apoyó su cara en mi hombró, mientras yo frotaba su espalda una y otra vez. Comenzó a besar ligeramente mi cuello y yo por inercia lleve mi mano a su nuca y con la otra rodee su cintura para pegarla más a mi cuerpo, giré su rostro para poder besarla, necesitaba volver a sentir su labios sobre los mios y así fue, como encontrar las dos piezas que faltaban de un puzzle, la besé ahora con más pasión, con más necesidad de ella, de su cuerpo, sentía en mi cuerpo el roce de su pecho, eso me hizo recordar cuando un rato antes la había visto casi desnuda y no pude evitar ir en busca de sus pechos desprovistos de sujetador, mientras mi mano la izquierda la sotenía por la cintura para que no perdiera el equilibrio y cayese, la otra se abría paso a través de su pijama, subiendo por su costado, y ahora sí disfrutando de la sensación, que mientras la curaba antes, me negaba a mi mismo. Ante cada toque de mi piel sobre su piel, Ale aumentaba la intensidad de nuestro beso, esbata aferrada con las dos manos a mi bata blanca como queriendome retenerne ahí, con ella, impidiendo que me separará ni un centimetro, de todos modos no pensaba hacerlo.
Mi mano derecha alcanzo su objetivo, y acarició uno de sus pechos, Ale suspiró en mi boca provocando que yo apretasé un poco más.
Alcé la vista y vi nuestra propia imagen reflejada en el espejo de la otra pared, eso solo consiguió excitarme aún más, aunque realmente pienso que eso no era posible, tenía a una mujer de ensueño entre mis brazos que suspiraba y jadeaba ante cada uno de mis roces.
_Estan bien los de ahí dentro_sonó una voz por el interlocutor del ascensor_los sacaremos en un minuto, no se preocupen_
Con todo mi pesar me separé de mi princesa intentando recuperar el aire que me faltaba, tenía que contestar.
_Esta bien, esta bien_dije mirandola a ella.
Estaba esperando su reacción, no sabía que pensaba, como habiamos llegado a esto, si estaría arrepentida. Pero no dijo nada, solo mi acarició la cara con la llema de sus dedos provacando que mi cuerpo se estremeciera de placer.
_Son muy eficientes los de mantenimiento_ le dije para romper el silencio_pronto estarás fuera de aquí.
_Demasiado eficientes para mi gusto_ dijo acurrucandose sobre mi pecho, pude notar su sonrisa al besar mi pecho sobre mi camisa, no estaba arrepentida, por lo menos no todavia.
_¿Y tu claustrofobia?_ le pregunté yo.
_Ahhh, eso... recuerdame que me de más a menudo, cuando tu estes cerca para distraerme.
La apreté más contra mi pecho, estaba feliz, una sensación de euforía me invadía.
_¿Qué tal va mi corazón?_le pregunté. sabía que podía escucharlo, estaba recostada sobre mi pecho.
_Muy acelerado_ me contesto con una risita.
_Eso es lo que tu provocas_ le contesté mientras acariciaba su pelo.
_Creo que deberias sentarme de nuevo en la silla, ¿no?, ¿qué van a pensar cuando habrán el ascensor y nos vean de esta guisa?_
Esas palabras me trajeron de vuelta a la realidad, así que le di un leve beso en la punta de la nariz, y la cogí en brazos.
_Sus deseos son ordenes para mí, princesa_ puse mi voz un poco más ronca.
_¿Sí?, pues creo que voy a aprovecharme de eso_
Los dos comenzamos a reir ampliamente, mientras la colocaba en su silla y se abría las puertas del ascensor. Sin duda alguna había sido buena idea lo de no permanecer los dos en el suelo, había una gran multitud de curiosos alrededor de los operarios, entre ellos mi buen amigo Jaime.
Todos se acercaron a preguntar si estamos bien, si teniamos alguna herida, y si yo tenía una, pero no de las que se ven a simple vista, alguien me había marcado en el corazón y eso ya no tenía cura de ninguna clase.
Dirigía a Alejandra de nuevo hacía la habitación, decidí dejar las pruebas para más tarde, con suerte se rompía otro ascensor con nosotros dentro.
Jaime venía hasta donde nos encontrabamos.
_Desde luego, todo te pasa a tí amigo_ dijo mientras me golpeaba la espalda.
_¿Qué tal te encuentras Alejandra? soy Jaime el médico que te atendió en el accidente_ le tendió la mano en señal de saludo.
_Mucho mejor, gracias por todo_ estaba preciosa resplandeciente nada que ver con la palidez de antes de....mejor no pensar en ello ahora.
_Oye amigo, por cierto, hazme un favor y llama a María_me tensé ante las palabras de mi amigo, otra vez había olvidado llamar a María_ esta histérica, dice que ha llamado cincuenta veces y no le coges el teléfono, que le prometiste llamarla y no lo has hecho, la verdad, se nota muy preocupada, y lo peor de todo es que me va volver loco a mí, así que por favor llamalá, ¿vale? tienen que hablar._
Mi amigo dijo esto mirando de soslayo a Alejandra, dejandonos solos tras despedirse de ella.
Se hizo el silencio mientras ibamos hacia la habitación, al fondo del pasillo se encontraba su familia esperandola.
_Alberto, ¿quién es María?_Alejandra intento que el tono de u voz sonara casual pero no lo consiguió.
¿Quién es María? buena pregunta, pero ¿cúal era la respuesta?









6 comentarios:

Arantxa dijo...

Oh ALice...te quedo ...lo has dejado en lo mejor, haber que respuesta le puede dar, y lo del ascensor , hija subistes la temperatura. Como siempre te sales escribiendo, sigue asi amiga,me encanta como lo haces. Estare esperando el siguiente. Bss...

Ang dijo...

Que buena forma de quitar la claustrofobia, si!!!!!!!!!! Te quedo muy bien el capi. besos.

ILi dijo...

Yo no te tengo clastrofobia, pero si me la quitan asi, tengo toda la del mundo!!! He entrado hoy desde el blog de Bonnie y ya estas en mis marcadores!!! Hasta el jueves!!

romii dijo...

dios está excelente jajaj... a quin no se le quira la claustrofobia así jajaj... esta muy bueno alice, por suerte que volviste ya no daba de ansiosa por el capi, bueno chica besotes y nos leemos pronto =)

Anónimo dijo...

bien!!! ya recuperaste del todo el ordenador!!! sigue asi, que la historia va super interesante!!
nuski

¡¡bamh!! dijo...

Puuuf!
Que bien capi... Y la respuesta de la pregunta es....?